Zarzamora

(rubus ulmifolius)

Planta enmarañada, abundante en nuestro entorno; los vástagos, provistos de espinas, son capaces de enraizar en otoño si están en contacto con tierra; hojas perennes, alternas, color verde oscuro por el haz y blanquecino por el envés, ocasionalmente presentan manchas rojas o violetas debido al ataque de un hongo. Produce flores agrupadas de mayo a julio. Prospera en baldíos y en la ribera del Esla pues prefiere suelos húmedos.

La zarzamora ha sido utilizada por el hombre de diversas maneras. Con los turiones (brotes jóvenes) se pueden preparar infusiones, en uso interno como astringente en gargarismos contra infecciones bucales y como cicatrizante en uso externo. Los tallos, una vez pelados, se comen crudos o cocidos a manera de espárragos. Las tiras de su corteza se utilizan en cestería para coser diversos enseres: se eligen los tallos del año anterior recogidos en enero, eliminadas espinas y hojas, se cortan longitudinalmente.

Pero, sin duda, es su fruto el que más apreciamos: las moras; se pueden consumir cuando están maduras en crudo o para preparar mermeladas, compotas, pastelería, jaleas, vinos, licores… Son ricas en vitamina A, B y C y por su alto contenido en hierro se utiliza para combatir la anemia; por su riqueza en flavonoides contribuye a prevenir el cáncer y a combatir el colesterol. Los italianos la preparan en macedonia con jugo de limón y nata. Se hacen licores de mora macerándolas durante dos semanas en anís o aguardiente. Las moras son ricas en ácidos orgánicos y en azúcares y con ellas se elaboró un jarabe que se usaba como corrector organoléptico en preparados farmacéuticos.

En fin, las moras se emplean en cremas, mascarillas, lociones y vahos por su acción astringente; mezcladas con leche cortada o yogur se usan como tratamiento para pieles grasas.