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4-barca-escudo708x900Enrique III en 1.398 concedió el Concejo de Benavente a título de condado al noble portugués Juan Alonso Pimentel; se iniciaba el señorío de Pimentel que se prolongó hasta bien avanzado el siglo XIX. En el Catastro de Ensenada (1.749-1.756) se escribió:”Villafer, tierra de Benavente… es de señorío y pertenece al conde de Benavente” y la pregunta ¿cuántas barcas tiene?, se respondió: “Una barca en el río Esla, término de este lugar propia de la Villa de Benavente a quien vale por arrendamiento que tiene hecho Francisco del Páramo Mayor y Santiago Otero, vecino de él cuatro mil doscientos cuarenta y cuatro reales, en cada año”. En el Diccionario de Madoz, un siglo después, (mediados del XIX) se escribió: “Villafer situada en la margen izquierda del Esla, sobreel cual hay una barca de paso”. En el Diccionario Geográfico de Pablo Riera (1.881-1.887) parece que la barca es ya de la localidad pues se afirmó de Villafer: “… lugar con Ayuntamiento…hay una barca que facilita el paso del río Esla”.

El Arrendamiento. Normalmente se adjudicaba la explotación y arrendamiento de la barca de paso durante un tiempo determinado, desde un año a varios por medio de subasta pública; una vez adjudicada la concesión quedaba registrada por el notario en documento oficial con las condiciones y cláusulas pertinentes que incluían la obligación de tener un hombre en el barco a satisfacción del pueblo, la obligación de poner y quitar trancas para los carros; los vecinos serían preferidos en pasar primero y no los forasteros; los vecinos tenían que ayudar a echar y sacar la barca para su reparación, con la obligación de proporcionarles, en estos casos, pan y vino para un trago. Cifras de arrendamiento encontramos en el Catastro de Ensenada ya que a la pregunta 29 ¿… cuántas barcas tiene? Contestaron “una barca en el río Esla… vale el arrendamiento cuatro mil doscientos cuarenta y cuatro reales en cada año” y según el periódico El Esla de León del día 19 de enero de 1860 se subastó en “seis mil reales”.

Conocemos la rentabilidad para el arrendatario por la respuesta que dan a la pregunta 34 del Catastro mencionado “… ¿quérentabilidad al año?”, respondieron: “ … a Francisco del Páramo y a Santiago de Otero, arrendatarios de la barca que la villa de Benavente tiene en el río del término de este lugar les consideran de trescientos reales a cada uno”.

El Barquero. Se requería una persona con fuerza y destreza para tirar de la maroma además de gran fortaleza física para soportar las inclemencias del tiempo; el trabajo del caminar de las manos por la maroma tirando de ella para arrastrar la barca por el agua fortalecía los músculos de los brazos; las manos, acostumbradas al roce de la sirga sin nada que las protegiera, quedaban totalmente encallecidas; muchos aprendían a ser barqueros desde niños; el oficio podía pasar de padres a hijos; otros llegaban al puesto como ayudantes o empleados del propio barquero; en documento de mediados del XVIII referido a Villafer se dice que había dos barqueros pero da la sensación de que fue una excepción. Se ejercía como barquero de sol a sol; pasaban la vida en contacto constante con el río; algunos llegaron a simultanear su oficio con el de pescador; el almuerzo o la comida se lo llevaba la mujer o los hijos todos los días; permanecía durante el día en el embarcadero para pasar a la gente que venía de la feria, del mercado, de viaje… Si la crecida era muy fuerte podía decidir, por seguridad, no utilizar la barca; en el Libro de Actas del Ayuntamiento de Villafer del 3 de marzo de 1.901 se escribió que un mozo, llamado a filas, no acudió por crecida del río pues no funcionó la barca.

No solo las personas tenían miedo al río, eran muchas las caballerías que al llegar a la barca rehusaban subir y había que forzarlas a hacerlo, incluso tapándoles los ojos durante la travesía para evitar el nerviosismo. Si la barca iba muy cargada, los viajeros ayudaban a tirar por la maroma. En 1.837 año en el que Villafer pertenecía al Ayuntamiento de Villaornate, el alcalde promulgó un bando municipal que precisaba algunas obligaciones de los barqueros entre otros el de Villafer: “…no permitirán pasar por las barcas ladrones, contrabandistas, desertores ni personas desconocidas ni sospechosas, sin que acrediten de donde vienen, adonde van y à que se dirijen, (sic) por la manifestación que exigirán de pasaportes y pases, y el que no, le presentarán ante mí ó capitular encargado del cuartel con los efectos, caballerías y demás utensilios que se les halle; si la fuerza de tales transeúntes fuese mayor darán parte sin demora de la dirección con señas de sujetos, vestidos, armas y caballerías para las providencias que convenga dar… Los barqueros no permitirán bailes ni juegos prohibidos ni palabras obscenas ni expresiones contra la Constitución, Reina, Gobierno ni autoridades constituidas, bajo ningún pretesto (sic) por inopinado que sea, presentando a mi disposición ó del capitular encargado del cuartel, en que el dueño de la posada ó barquero que lo permita, será castigado como cómplice ó encubridor de la perturbación del orden, en los pueblos de…, Villafer…”. El último barquero de la barca de Villafer se llamaba Bartolo.

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